jueves, 8 de julio de 2010

Didáctica Universitaria en Entornos Virtuales




REPORTE DEL LIBRO: DIDÁCTICA UNIVERSITARIA EN ENTORNOS VIRTUALES









INTRODUCCIÓN

Los autores plantean al comienzo de la obra la gran frustración que experimentan muchos docentes que todavía no se han incorporado a la enseñanza virtual, pero que sí quieren enriquecer sus prácticas docentes. En este sentido, buscan ayudas en el Internet y en la web sin poder lograr sus propósitos porque los materiales que consiguen son de muy poca calidad y por ese motivo ellos plantean más bien unos criterios bastante definidos para que el profesor se auxilie de los mismos al momento de montar sus cursos en la web.

También plantean el beneficio de la educación virtual en personas adultas que ya han formado familia y no pueden ir a tomar clases presenciales, por lo que se aprovechan de la flexibilidad que brinda esta modalidad de enseñanza.

Ahora bien, para montar un curso en línea no basta con colgar unos contenidos en la Red, sino que se requiere de un método de enseñanza y herramientas para tal fin, seguir un enfoque, que en el caso de ellos plantean el enfoque constructivista y crear una estructura de soporte, tales como: un foro de debate en línea, bitácoras (Blogs), wikis, simulaciones, portafolios, etc.

Aquí también se plantea la integración de las TIC, haciendo énfasis en tres dimensiones: la tecnología como fin, que es cuando se concibe a ésta como el centro de atención, la tecnología como moda, que es cuando se usa sin ningún fin didáctico y la visión sicopedagógica, en la que lo más importante es la mejora metodológica.

Asimimo, nos recuerda a los profesores que la tecnología facilita el aprendizaje porque introduce la innovación, pero que el profesor debe ser siempre un acompañante del estudiante, ser su formador; por lo que debemos hacernos la pregunta: ¿qué podemos hacer con estas nuevas herramientas?, ¿cómo llevarlas a la práctica docente?

Por otro lado, considera que lo único virtual que hay en la formación en línea es el contexto y algunos recursos, por lo que se pretende hablar de profesor, estudiantes y aprendizajes reales, no virtuales o electrónicos.

Ahora bien, en este Siglo XX1, las universidades plantean como una nueva propuesta al estudiante como eje, centro y protagonista del proceso, pues no sólo se trata de enseñar, sino de que los estudiantes aprendan, que adquieran competencias.

En esa línea, un aspecto a tomar en cuenta en la enseñanza virtual es la planificación del tiempo y del espacio (síncrona y asíncrona), pues los participantes a menos que no sea en una videoconferencia no deben coincidir en el mismo lugar; por lo que en la evaluación de la enseñanza tradicional se basa en objetivos y contenidos; sin embargo, en la formación en línea debe proporcionarse una ruta bien marcada por una propuesta de recorrido progresivo por los contenidos y las destrezas. De esa manera puede darse el caso de que los estudiantes en línea prefieran trabajar en solitario; otros, el debate entre ellos o intercambios de opinión, pero esto no significa que el profesor deba estar disponible las 24 horas del día, sino que éste establece su horario de consulta con los alumnos, pues la docencia en línea no debe convertirse en una sobrecarga, sino para aprovechar las oportunidades que ofrece el entorno virtual.

De igual modo, nosotros los docentes encontramos la ayuda de que nos libera de un trabajo repetitivo y tedioso. Asimismo, el caso de la evaluación automatizada nos puede dar una respuesta inmediata y personalizada de cada estudiante, agregándole a esto que las tareas de los estudiantes se quedan registradas, pudiendo uno medir el progreso con más facilidad.

Igualmente, en estos entornos telemáticos encontramos que están formados por grupos interdisciplinarios, es decir, es una tarea de equipo formado por: el coordinador del curso, el profesorado, el diseñador gráfico, los informáticos, el autor o los autores del material didáctico, el editor de materiales, etc.

También es oportuno establecer ciertas diferencias entre el modelo tradicional y el virtual. Mientras que en el tradicional se privilegia el individual y conductista; el virtual es más colaborativo, significativo y constructivista. En el entorno virtual la comunicación es verbal; en la virtual es textual, puesto que el estudiante tiene que responder por escrito.

Algo que debe tomarse en la elaboración de los contenidos es las características individuales y socioculturales porque esto podría causar en los destinatarios conflictos y problemas.

Así vemos que:
Expresiones habituales en un país pueden resultar extrañas, incluso arrogantes para un lector de otro país.

La longitud de un mensaje puede ser adecuada para una cultura y excesiva para otra.

Un estudiante de un grupo étnico determinado puede ser considerar grosero plantear una duda directamente al profesor.

En ciertas culturas el respeto del plazo estricto de entrega de una práctica no constituye una prioridad.

En algunas culturas, el profesor debe opinar primero que el estudiante.

Asimismo, es necesario establecer las diferencias entre el alumno y el estudiante para establecer la transformación de la metodología docente universitaria:

Alumno -Tradicional

· Éste presenta un estrecho margen de decisión respecto al propio aprendizaje y está muy condicionado a la decisión del docente.

· No va más allá del aprendizaje de la asignatura.

· Se interesa poco por el desarrollo de destrezas, actitudes y estrategias para aprender.

· Se motiva más por el entorno competitivo que el colaborativo.

· Desarrolla destrezas memorísticas.

· Se inclina más por un aprendizaje dirigido.

· Crea un perfil personal y profesional limitado.


ALUMNO – ESTUDIANTE

· Presenta una actitud proactiva.

· Establece un compromiso con el aprendizaje.

· Se propone metas propias más allá del aprendizaje de la asignatura.

· Tiene conciencia de las actitudes, destrezas y estrategias que se debe tener para aprender.

· Privilegia el entorno colaborativo y formativo.

· Prefiere un aprendizaje autónomo.

· Crea un perfil personal y profesional mediante la formación continua.

No debemos dejar de lado las destrezas tecnológicas debido a que el medio de aprendizaje y de comunicación son telemáticos. El estudiante debe manejar las herramientas, aunque no sea un especialista en tecnología. Debe tener todos los programas que vaya a necesitar, debe poseer un buen conocimiento de la navegación, foros, canales de ayuda que existen y dónde están, los códigos comunicativos y los momentos adecuados para la comunicación. Además, conocer los objetivos del curso, del Internet y otras fuentes.

Además un estudiante en línea debe saber aplicar estrategias de búsqueda, selección, tratamiento y producción de información, que actúe honestamente, que no copie o plagie, que esté dispuesto a participar en aprendizajes colaborativos, que muestre respeto al resto de compañeros en el aula y que pueda aportar y recibir críticas constructivas.

También la institución tiene que contribuir tanto con la formación del estudiante como la del profesor. Algunas universidades ofrecen talleres, seminarios, cursillos y hasta una asignatura previa al curso en línea.

De su lado, el profesor universitario dedicado a la enseñanza virtual debe desarrollar competencias relacionadas con:

Competencias
Dominio curricular
Comunicaciónseño curricular
Gestión del concimiento
Metodología docente
Diseño y evaluación curricular
Investigación

Dominio de las TIC


Además del profesor hacer la labor de acompañante del alumno, darle seguridad, proporcionarle tutorías, y aunque como dijimos antes, el profesor no tiene que ser un especialista, pero sí es necesario que comprenda, conozca y sea usuario habitual de las herramientas que sus estudiantes van a utilizar, tales como: los recursos del aula, los materiales en formato web, las utilidades básicas de la PC como procesador de textos e imágenes, manejar páginas web como Front Page o Dreamweaver o cualquier herramienta de programación en H TML

El profesor necesita además de las herramientas tecnológicas, herramientas pedagógicas, tales como el cronograma y el programa.

El cronograma es la explicación detallada y visual, en forma de esquema, tabla, etc. de todas las actividades, tareas, pasos, metas a alcanzar o elementos que debemos realizar o considerar durante un proceso formativo, dispuestos u organizados en relación al tiempo.

Otro documento de utilidad para el estudiante es el programa que es el primer contacto entre el estudiante y lo que debe aprender, constituye el conjunto de convenciones, instrucciones y normas que regirán y conformarán el desarrollo del curso.

Como hemos visto, en un entorno en línea los estudiantes acceden al aula y se enfrentan a los materiales de aprendizaje sin que el docente esté presente y muchas veces sin más ayuda que los documentos que el profesor haya confeccionado para orientar el proceso. La forma de conseguir que el estudiante tenga disponible un corpus de información que le oriente en su proceso es desarrollando unos documentos para el acompañamiento del aprendizaje. En estos documentos se explica qué se irá haciendo durante el curso, qué materiales y recursos se utilizarán, cuáles serán los plazos de entrega y desarrollo de las actividades, cómo será la evaluación, etc. Estos documentos tienen dos cometidos: Guiar el aprendizaje y apoyarlo desde el punto de vista didáctico.

Podríamos delimitar dos tipologías de documentos que el docente puede elaborar en la fase de planificación. En un caso, los documentos tienen el objeto de presentar o informar al estudiante sobre los diferentes aspectos que se relacionan con la información. (Objetivos, metodología, recursos, contenidos, formas de evaluación, etc. Ésa es la función que cumple el programa de la asignatura. Otro tipo de documento tiene la finalidad de orientar, acompañar y ayudar al estudiante desde el punto de vista didáctico. Por lo tanto, estarán orientados a facilitar el aprendizaje de forma didáctica.


CONCLUSIÓN


En efecto, como nos recuerda Cebrián (2003:34): “un profesor universitario no tiene que ser un pedagogo ni un experto en tecnología educativa; sin embargo, se le reclaman ciertas competencias pedagógicas en el uso de las tecnologías, que va más allá del experto en contenidos”

Estas competencias las fuimos viendo a través de este instructivo libro, el cual nos servirá de consulta en toda la especialidad. Además podríamos añadir que para llevar a cobo la innovación educativa, primero es necesario cambiar el rol tradicional de dispensador del propio saber, reinvestigaciones concretas del propio y a veces restringido currículum y convertir nuestro papel en uno que dé más protagonismo a los estudiantes.

De manera que despertar el deseo de aprender de los estudiantes es:

· Diseñar y consensuar nuevos objetivos de enseñanza–aprendizaje más abiertos, más flexibles pensados para crear espacios propios para el descubrimiento de los propios estudiantes.
· Poner en práctica metodologías de enseñanza-aprendizaje más dialógicas y colaborativas, donde la comunicación unidireccional entre docente y estudiantes dé paso a la construcción conjunta del conocimiento.

· Diseñar fórmulas evaluativos más participativas y corresponsables.

· Gestionar los contenidos y crear materiales curriculares que inviten a pensar, no a consumir el saber.

· Aprovechar al máximo las potencialidades del conocimiento distribuido que las TIC nos ofrecen, para plantear a los estudiantes propuestas didácticas más, más abiertas y ricas.

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