miércoles, 28 de julio de 2010

1 comentario:

  1. solo en aquellos momentos de quietud podemos experimentar ese acercamiento con nuestro senor.
    Como un remanso, como la sutil, delicada brisa que acaricia los bosques, las nubes...hasta transportarnos a los pies de DIOS PADRE. !Cuanta grandeza lograrlo!. !Que privilegio! con humildad hagámoslo.

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